Probióticos: unos microorganismos con propiedades muy beneficiosas para nuestra salud.
En este artículo vamos a centrarnos en darles el protagonismo que se merecen. En determinados casos, te pueden recomendar utilizar suplementos con probióticos, y debes conocer cómo tomarlos, cuáles son sus beneficios…Además resolveremos ciertas dudas que suelen preguntarnos en el mostrador.
¡Vamos a ello!
¡Comenzamos!
TODOS HABLAN DE ELLOS,PERO…¿ QUÉ SON?
Podemos decir, que son microorganismos vivos, que cuando los tomas en cantidades adecuadas, provocan beneficios en la salud de la persona que los toma.
Los localizamos formando comunidades propias, que denominamos “flora bacteriana”, aunque el nombre correcto es “microbiota”.
En sus orígenes, se les clasificó dentro del reino vegetal, de ahí el nombre de flora.
¿Y qué es la microbiota? Para entendernos, es la comunidad creada por los microorganismos que se localizan en una determinada zona del cuerpo. Allí viven relacionándose con los mismos de su especie, y con los que les rodean. Son esenciales para la vida.
Estos microorganismos, los encontraremos en la piel, el aparato genitourinario y en el aparato digestivo.
Los más conocidos son los Lactobacilos y Bifidobacterias.
Cuando existe un desequilibrio en esta comunidad, se pueden producir diferentes enfermedades. De hecho, la alteración de la microbiota intestinal se ha relacionado con la aparición de muchas enfermedades como:
- Diabetes
- Obesidad
- Alergias y asma
- Enfermedades cardiovasculares
- Algunos cánceres digestivos
- Enfermedades como el colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.

NO LOS CONFUNDAS CON LOS PREBIÓTICOS Y SIMBIÓTICOS
Otro concepto del que se suele hablar a menudo es el de prebióticos: son una fibra especial, que nuestro organismo no es capaz de digerir, y que es utilizada como alimento por determinadas bacterias beneficiosas del intestino, además de que facilitan la absorción de algunos minerales.
Los más estudiados son la inulina y los fructooligosacáridos (FOS), pero existen muchos más.
Los podemos encontrar de manera natural en algunos alimentos (legumbres, patata, alcachofa, ajo, cebolla…) pero también pueden ser añadidos industrialmente para aportar sus beneficios.
Ya conoces qué es un probiótico y un prebiótico. Pues bien, si combinamos los dos en un único producto, tendremos un simbiótico. Así nos beneficiamos de las propiedades de ambos.
¿UN MISMO PROBIÓTICO SIRVE PARA TODO?
¡Para nada!
Cada probiótico se diferencia del resto en su “nombre” y “apellidos”: género, especie y cepa. Por eso, cuando leas su nombre lo verás escrito en latín, porque así es como se denominan a los microorganismos.
Dependiendo de la cepa que hablemos, tendrá unos beneficios diferentes para nuestro organismo. Estos beneficios irán enfocados principalmente al sistema digestivo y a reforzar la microbiota vaginal.
La dosis de probiótico adecuada, dependerá del producto en cuestión y de si va dirigido para un adulto o un niño.
Por ello, debes acudir a la farmacia para que te aconsejemos cuál es más beneficioso en tu caso, y qué cantidad debes tomar. Además, debemos tener en cuenta si padeces de alguna intolerancia o alergia, y darte indicaciones en la forma de conservarlos.

NO SÓLO PARA LAS DEFENSAS…¡PUEDEN AYUDARTE EN MUCHO MÁS!
Son muchos los beneficios que nos pueden aportar, dependiendo de la cepa de la que hablemos.
Actualmente, se siguen estudiando muchos más posibles beneficios. Los que te mostramos aquí, están demostrados científicamente:
- Aumentan el número de bacterias beneficiosas del colon, en el intestino grueso. Esto, ayuda a mejorar las alteraciones digestivas.
- Favorecen la absorción de determinados minerales como el calcio, hierro, magnesio y zinc.
- Actúan previniendo el estreñimiento y la diarrea. Incluso pueden mejorar los síntomas del colon irritable.
- Fortalecen el sistema inmunológico. ¿Sabías que el 80% de nuestras defensas se fabrican a nivel intestinal? Esto, puede ayudarnos en determinadas enfermedades en las que nuestras defensas no actúan como es debido.
- Refuerzan la microbiota vaginal: determinados factores como los cambios hormonales, la toma de antibióticos, mala higiene después de mantener relaciones sexuales…pueden alterar la microbiota de esa zona, provocando molestias e irritaciones.

Fuentes:
Elsevier.
Lactoflora.
Ultralevura.

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