Probióticos: pueden mejorar tu calidad de vida…
En muchas ocasiones, cuando hablamos de “microorganismos”, muchas personas lo relacionan con “enfermedad”.
Pero… ¿sabías que existen microorganismos con propiedades muy beneficiosas para nuestra salud? ¡Sí, hablamos de los famosos probióticos!
Tienen mucha más presencia en nuestro organismo del que pensamos: en la piel, tubo digestivo, …e incluso en las glándulas mamarias.
Por ello, en este artículo vamos a centrarnos en darles el protagonismo que se merecen.
¡Vamos a ello!
TODOS HABLAN DE ELLOS… ¿PERO ¿QUÉ SON?
Antes de contarte qué son, veamos el significado de la palabra probiótico: es de origen griego, y significa “a favor de la vida”.
Este término se empezó a utilizar en el siglo XIX. ¡Así que fíjate que no es nada nuevo!
Podemos decir, que son microorganismos vivos, que cuando los tomas en cantidades adecuadas, provocan beneficios en la salud de la persona que los toma.
Los localizamos formando comunidades propias, que denominamos “flora bacteriana”, aunque el nombre correcto es “microbiota”.En sus orígenes, se les clasificó dentro del reino vegetal, de ahí el nombre de flora.
¿Y qué es la microbiota? Para entendernos, es la comunidad creada por los microorganismos que se localizan en una determinada zona del cuerpo. Allí viven relacionándose con los mismos de su especie, y con los que les rodean. Son esenciales para la vida.
Estos microorganismos, los encontraremos en la piel, el aparato genitourinario y en el aparato digestivo.
Los más conocidos son los Lactobacilos y Bifidobacterias.
Cuando existe un desequilibrio en esta comunidad, se pueden producir diferentes enfermedades. De hecho, la alteración de la microbiota intestinal se ha relacionado con la aparición de muchas enfermedades como:
- Diabetes
- Obesidad
- Alergias y asma
- Enfermedades cardiovasculares
- Algunos cánceres digestivos
- Enfermedades como el colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
¿UN MISMO PROBIÓTICO SIRVE PARA TODO?
¡Para nada!
Cada probiótico se diferencia del resto en su “nombre” y “apellidos”: género, especie y cepa.
Por eso, cuando leas su nombre lo verás escrito en latín, porque así es como se denominan a
los microorganismos.
Dependiendo de la cepa que hablemos, tendrá unos beneficios diferentes para nuestro
organismo. Estos beneficios irán enfocados principalmente al sistema digestivo y a reforzar la
microbiota vaginal.
La dosis de probiótico adecuada, dependerá del producto en cuestión y de si va dirigido para
un adulto o un niño.
Por ello, debes acudir a la farmacia para que te aconsejemos cuál es más beneficioso en tu
caso, y qué cantidad debes tomar. Además, debemos tener en cuenta si padeces de alguna
intolerancia o alergia, y darte indicaciones en la forma de conservarlos.
¿CUÁLES SON SUS BENEFICIOS?
Son muchos los beneficios que nos pueden aportar, dependiendo de la cepa de la que
hablemos. Actualmente, se siguen estudiando muchos más posibles beneficios. Los que te
mostramos aquí, están demostrados científicamente:
- Aumentan el número de bacterias beneficiosas del colon, en el intestino grueso. Esto, ayuda a mejorar las alteraciones digestivas.
- Favorecen la absorción de determinados minerales como el calcio, hierro, magnesio y zinc.
- Actúan previniendo el estreñimiento y la diarrea. Incluso pueden mejorar los síntomas del colon irritable.
- Fortalecen el sistema inmunológico. ¿Sabías que el 80% de nuestras defensas se fabrican a nivel intestinal? Esto, puede ayudarnos en determinadas enfermedades en las que nuestras defensas no actúan como es debido.
- Refuerzan la microbiota vaginal: determinados factores como los cambios hormonales, la toma de antibióticos, mala higiene después de mantener relaciones sexuales…pueden alterar la microbiota de esa zona, provocando molestias e irritaciones.
ADEMÁS, PUEDES ENCONTRARLOS EN TU MESA…
¿Has oído hablar alguna vez de los “alimentos funcionales”?
Son aquellos para los que se ha demostrado científicamente efectos beneficiosos para la salud. Quien los toma, mejora el estado general de la salud o disminuye el riesgo de alguna enfermedad.
Puedes encontrar probióticos en productos fermentados como el yogur, kéfir o el chucrut.
Por otro lado, te puedes beneficiar de los prebióticos en las frutas, verduras, cereales integrales, o legumbres.
Fuentes:
https://www.analesdepediatria.org/es-probioticos-concepto-mecanismos-accion-articulo-13092364

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